24 abril 2007

Mi hijo no sabe estudiar

Artículos Adolescentes que no saben estudiar.
Usted lo vio sentado frente al libro durante casi tres horas. Todavía no puede comprender como es posible que "le hayan dado un 4.0". Está desconcertada. Se siente impotente. Quiere ayudarlo y no sabe cómo hacerlo. Lo intenta y se estremece: el texto de matemáticas se le ofrece como un indescifrable jeroglífico con signos y símbolos extraños; el de lenguaje hace alarde de complejas estructuras que, cuando usted estuvo en la escuela eran desconocidas. Consecuentemente, su hijo desestima el aporte de su "polvorienta y vetusta sabiduría”.
Cada comienzo escolar supone múltiples expectativas que suelen enmarañarse en larguísimas e infructuosas polémicas, mantenidas en el afán de ayudar a ese jovencito, a ese hijo nuestro que nos desvela con sus negativas adolescentes, con su inestabilidad anímica y con su escaso rendimiento escolar.
A este respecto, es preciso comprender que la educación solo puede darse con el concurso co-protagónico del alumno, de los padres y de los docentes. Cada miembro, responsablemente, debe desempeñar su papel y aceptar un cambio de enfoque: ayer se pretendía formar eruditos; hoy queremos chicos capaces de resolver situaciones, y de manejar herramientas propias para acceder a la cultura.
Resulta esencial, continúo, que el alumno comprenda el lugar importante que ocupa el estudio en su mundo joven.
¿Qué hacer para que un adolescente tome conciencia de esto? Es difícil pero no imposible: a través del diálogo —la vía más fecunda los chicos lo van comprendiendo paulatinamente. Un drama para los padres. Muchas voces, los padres son co-protagonistas, sí, pero de un drama y no de un simple hecho educativo. El hijo "va mal en el colegio" y ellos "no son capaces de ayudarlo", porque han olvidado las materias. Esas limitaciones los angustian, aunque el hecho de reconocerlas implica un paso adelante para una solución. La falta de preparación, si se nos permite la frase, puede suplirse con otros valiosísimos aportes: estar informados de la política educacional del colegio de los hijos y compartirla; conocer la metodología que se aplica y aceptarla; concurrir periódicamente a la escuela y comunicarse con los maestros comentando los propios impedimentos y los de los hijos. En ocasiones, recurrir a una maestra en particular puede ser una salida, pero se corre el riesgo de que esa docente se mueva con pautas distintas de las que tiene el colegio. Además, para el alumno es cómodo decir "en clase no atiendo porque total, después me lo explican". Lógicamente, a veces resulta fundamental reforzar algunos temas cuando se han perdido días de asistencia. Pero de ningún modo el profesor particular debe ser "un vicio" o la solución fácil. Por otra parte, la actualización intelectual de los padres se da, natural y espontáneamente, si se comparten las lecciones con los hijos: estudiando una lección con ellos, preparando un examen junto a ellos, aprendiendo con ellos. Siempre hay un ratito libre para enriquecer la opinión que se tiene de los hijos... y para descubrir por qué no quieren, no pueden o no saben estudiar.
Aprender a aprender Es cierto. Una gran parte de los estudiantes secundarios fracasa porque no sabe estudiar. Porque no sabe dirigir su propio estudio. Primero, se instruye al chico para que descubra sus buenos y malos hábitos de estudio. Con la ayuda docente y paterna logra autoevaluarse. Lo importante es que acepte sus "vicios" y esté convencido de que los vencerá. “Malos hábitos de estudio" es, por ejemplo, no leer comprensivamente todo el tema antes de pretender fijarlo, sin prestar atención a títulos, subtítulos y distintas tipografías, que son una buena referencia sobre las ideas principales. ¿Qué técnicas deben aplicarse al estudiar? Se debe empezar por una lectura comprensiva y no meramente mecánica— del tema; subrayar las ideas principales, distinguiéndolas de las secundarias; hacer un resumen escrito, y luego oral, de los puntos destacados; realizar una síntesis, gráficos, cuadros sinópticos, de elaboración personal; formular cuestionarios cuyas respuestas sean las ideas principales subrayadas al comienzo. ¿Es conveniente estudiar en grupo? Sí, pero para que un chico pueda agruparse, debe saber estudiar solo: si es capaz de hacerlo individualmente, su aporte será de valor para el grupo. Además, es una experiencia socializadora si el conjunto está bien estructurado. ¿Qué papel juega la memoria? Memorizar es el resultado de un razonamiento; utilizar la memoria para fijar una lección después de trabajarla con las distintas técnicas mencionadas es fundamental. También es imprescindible para la recitación de poesías y el estudio de fechas y nombres; pero de ninguna manera es válido "estudiar de memoria". ¿El alumno elige determinadas técnicas, o es necesario que las aplique todas? Las técnicas son opciones sujetas a la elección personal del alumno, no suponen una receta o una ley; hay flexibilidad. Desde luego que algunas son imprescindibles, como la lectura comprensiva. ¿Esa flexibilidad lleva a aceptar chicos que estudian escuchando la radio, o con el televisor prendido, o a la noche? Cada chico es una unidad con una historia personal y una familia peculiar. Se dice que no es conveniente estudiar en horas avanzadas, pero muchas veces el movimiento de la casa obliga al adolescente a estudiar por la noche hasta la madrugada. El televisor o la radio encendidos no afectan en tanto el alumno los ignore y se concentre en lo suyo