02 noviembre 2006

Mes de María

Para la comunidad católica ya comienza el mes de María. Rezemos el rosario y realicemos nuestros pedidos y elevemos nuestras oraciones durante este mes a nuestra Madre de los cielos.
El Santo Rosario Un poco de Historia
La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Santo Domingo de Guzmán a rezar el rosario en el año 1208 y le pidió que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe. En esos años se había propagado la herejía albingense, que enseñaba la existencia de dos dioses, uno del bien y otro del mal. Y decían que todo lo material es malo, y como el cuerpo es material, por lo tanto el cuerpo es malo, y en consecuencia Jesús no es Dios según ellos. Por medio de su predicación, Santo Domingo logró convertir a unos pocos. Y en una capilla dedicada a la Virgen en Prouille, Domingo le pidió a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no lograba casi nada.
La Virgen se le apareció en esta capilla. En su mano sostenía un Rosario y le enseñó a Domingo a rezarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias. Con la aprobación del Papa, Santo Domingo formó la Orden de los Predicadores, más conocida como Dominicos. Y a medida que la Orden crecía se extendieron a diferentes países como Misioneros para la Gloria de Dios y de la Virgen. El Rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción comenzó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de Rupe, y le pidió que reviviera la devoción, reiterándole las promesas hechas a Santo Domingo.
Y por último debemos citar el importante empuje que Su Santidad Juan Pablo II ha dado a esta magnífica oración. En Octubre de 2002 publicó una Carta Apostólica sobre el Rosario, agregó 5 Misterios más a los 15 tradicionales ( Misterios de Luz) y decretó el Año del Rosario que se extenderá hasta Octubre de 2003.

Para recitar el Rosario con verdadero provecho se debe estar en estado de gracia o por lo menos tener la firme resolución de renunciar al pecado mortal.
1. Mientras se sostiene el Crucifijo hacer la Señal de la Cruz y luego recitar el Credo.
2. En la primera cuenta grande recitar un Padre Nuestro.
3. En cada una de las tres siguientes cuentas pequeñas recitar un Ave María.
4. Recitar un Gloria antes de la siguiente cuenta grande.
5. Anunciar el primer Misterio del Rosario de ese día y recitar un Padre Nuestro en la siguiente cuenta grande.
6. En cada una de las diez siguientes cuentas pequeñas (una decena) recitar un Ave María mientras se reflexiona en el misterio.
7. Recitar un Gloria luego de las diez Ave Marías. También se puede rezar la oración de Fátima.
8. Cada una de las siguientes decenas es recitada de la misma manera: anunciando el correspondiente misterio, recitando un Padre Nuestro, diez Ave Marías y un Gloria mientras se medita en el misterio.
9. Cuando se ha concluído el quinto misterio el Rosario suele terminarse con el rezo del Salve Reina.
Los misterios
MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
1. La encarnación del Hijo de Dios.
2. La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
3. El nacimiento del Hijo de Dios.
4. La Presentación del Señor Jesús en el templo.
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.
MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. El Camino del Monte Calvario cargando la Cruz.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.
MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor.
3. La Venida del Espíritu Santo.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen.
MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1. El Bautismo en el Jordán.
2. La autorrevelación en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.
Oraciones del Rosario.
La Señal de la Cruz:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Credo:
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está a la diestra de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.
El Padre Nuestro:
Padre Nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
Ave María:
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria:
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salve:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra: vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Luego de cada decena puede recitarse la siguiente oración como lo indicara la Santísima Virgen María en Fátima:"Oh mi Jesús, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las mas necesitadas de tu misericordia".